Tinta libre 54
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Conviene no olvidar algunas historias, por comunes que sean, porque en ellas hay algo que ilustra el progreso de la especie humana. El nacimiento del Estado del Bienestar fue producto de volver la vista hacia el bien común. De hecho, no se puede explicar el desarrollo sueco sin una afortunada paradoja: Suecia había mantenido su tejido industrial intacto tras la Segunda Guerra Mundial y todo un continente en reconstrucción, el europeo, suplicaba por sus productos. Hacía falta mano de obra, y fue entonces cuando incorporó, en el plazo de unos años, a casi todas las mujeres al mercado laboral. Todavía hoy el índice de incorporación femenina al mercado de trabajo en el país escandinavo supera largamente al español. Para entender las diferencias actuales, en este número de enero de tintaLibre Gil Toll explica en un reportaje el nacimiento y desarrollo del Estado del Bienestar en Europa.
Ahora que con Trump se ha llegado a la conclusión de que lo suyo, más que un gobierno de una nación, parece la conjura de una gran corporación que lleva su nombre estampado en la corbata, ahora que el sector público sufre en la misma Europa, su cuna y su valedor, la dentellada de los nuevos delfines del neoliberalismo, cabe preguntarse por la vigencia de lo común, un concepto escurridizo que cubre cosas tan dispares como la ciudad, los recursos naturales o la propia Red dónde desde hace años navegamos y dónde también, cada vez más, estamos vigilados y dejamos impresas nuestra vida y huellas digitales.
Sobre la nueva sociedad digital hemos hablado con uno de los grandes expertos en inteligencia artificial y comportamiento en las redes sociales, Josep Maria Ganyet. En otro artículo, el periodista Alberto G. Palomo reúne una serie de películas y series de televisión que han dignificado a una de las figuras clave para entender el significado de lo común en la Red: los hackers. También Javier Valenzuela habla del mundo digital en su artículo Productores de mentiras, donde rebate la teoría de que las noticias falsas son una novedad de Internet y las redes sociales, como quieren hacer creer algunos medios y políticos.
En este número también se estrena el escritor José Ángel Mañas con una serie de conversaciones ficticias con personajes de la Historia española. El primero, Alejandro Lerroux, líder del partido Radical Republicano, "asegura" en tintaLibre: "Siempre fui revolucionario contra el conservadurismo y defensor del orden frente a la anarquía".
Algunas historias comunes nos llevan a pensar que todo, prácticamente todo, puede irse al garete si no procedemos con criterio e inteligencia a la gobernanza de esas cosas que muchos pretenden dilapidar y otros monopolizar. Se preguntará el lector, llegado a este punto, qué tienen en común Zamora y Singapur. Pues bien, podemos argumentar sin duda que son a ciencia cierta las dos caras de la moneda: por un lado la despoblación que situaremos en esa España vacía dónde la Comuna Antinacionalista Zamorana lanzó su ácrata grito de auxilio en los años setenta; por otro, esa increíble ciudad-Estado asiática que se está anticipando al futuro en muchos aspectos y marca los tiempos del advenimiento de las llamadas ciudades inteligentes. Sobre el primer experimento utópico, instigado por Agustín García Calvo, firma una crónica el periodista Primitivo Carbajo; mientras que Arturo Lezcano recoge en Ciudades democráticas, ciudadanos inteligentes las diferentes propuestas para unas urbes del siglo XXI al servicio de los ciudadanos.
Campo y ciudad son dos territorios comunes, propicios para poner en práctica nuevas fronteras utópicas en los que hay que involucrar cada vez más a filósofos, urbanistas, artistas y creadores de inteligencia artificial en detrimento de una vieja clase política que, a menudo, sigue sin entender que los recursos son finitos. Por si fuera poco, estamos ante otro reto descomunal. Como afirma en estas páginas el ingeniero informático Josep Maria Ganyet: El teléfono móvil que llevamos en el bolsillo es más potente que la llegada del hombre a la Luna. De nosotros depende luchar para que ningún poder nos robe la posibilidad de seguir siendo humanos y convivir en el mismo planeta.
Ahora que con Trump se ha llegado a la conclusión de que lo suyo, más que un gobierno de una nación, parece la conjura de una gran corporación que lleva su nombre estampado en la corbata, ahora que el sector público sufre en la misma Europa, su cuna y su valedor, la dentellada de los nuevos delfines del neoliberalismo, cabe preguntarse por la vigencia de lo común, un concepto escurridizo que cubre cosas tan dispares como la ciudad, los recursos naturales o la propia Red dónde desde hace años navegamos y dónde también, cada vez más, estamos vigilados y dejamos impresas nuestra vida y huellas digitales.
Sobre la nueva sociedad digital hemos hablado con uno de los grandes expertos en inteligencia artificial y comportamiento en las redes sociales, Josep Maria Ganyet. En otro artículo, el periodista Alberto G. Palomo reúne una serie de películas y series de televisión que han dignificado a una de las figuras clave para entender el significado de lo común en la Red: los hackers. También Javier Valenzuela habla del mundo digital en su artículo Productores de mentiras, donde rebate la teoría de que las noticias falsas son una novedad de Internet y las redes sociales, como quieren hacer creer algunos medios y políticos.
En este número también se estrena el escritor José Ángel Mañas con una serie de conversaciones ficticias con personajes de la Historia española. El primero, Alejandro Lerroux, líder del partido Radical Republicano, "asegura" en tintaLibre: "Siempre fui revolucionario contra el conservadurismo y defensor del orden frente a la anarquía".
Algunas historias comunes nos llevan a pensar que todo, prácticamente todo, puede irse al garete si no procedemos con criterio e inteligencia a la gobernanza de esas cosas que muchos pretenden dilapidar y otros monopolizar. Se preguntará el lector, llegado a este punto, qué tienen en común Zamora y Singapur. Pues bien, podemos argumentar sin duda que son a ciencia cierta las dos caras de la moneda: por un lado la despoblación que situaremos en esa España vacía dónde la Comuna Antinacionalista Zamorana lanzó su ácrata grito de auxilio en los años setenta; por otro, esa increíble ciudad-Estado asiática que se está anticipando al futuro en muchos aspectos y marca los tiempos del advenimiento de las llamadas ciudades inteligentes. Sobre el primer experimento utópico, instigado por Agustín García Calvo, firma una crónica el periodista Primitivo Carbajo; mientras que Arturo Lezcano recoge en Ciudades democráticas, ciudadanos inteligentes las diferentes propuestas para unas urbes del siglo XXI al servicio de los ciudadanos.
Campo y ciudad son dos territorios comunes, propicios para poner en práctica nuevas fronteras utópicas en los que hay que involucrar cada vez más a filósofos, urbanistas, artistas y creadores de inteligencia artificial en detrimento de una vieja clase política que, a menudo, sigue sin entender que los recursos son finitos. Por si fuera poco, estamos ante otro reto descomunal. Como afirma en estas páginas el ingeniero informático Josep Maria Ganyet: El teléfono móvil que llevamos en el bolsillo es más potente que la llegada del hombre a la Luna. De nosotros depende luchar para que ningún poder nos robe la posibilidad de seguir siendo humanos y convivir en el mismo planeta.
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EAN :9789200252327
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Año 1ª edición :2018
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Editorial :
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