Presentamos el libro 'Niños robados. De la represión franquista al negocio'
El miércoles 21 de noviembre María José Esteso, autora de Niños robados de la represión franquista al negocio, presentará su libro a las 19:30 horas en La Pantera Rossa. María José Esteso Poves es redactora del periódico independiente de actualidad crítica Diagonal. El libro es una recopilación de los principales reportajes de investigación publicados a los largo de los últimos cuatro años en este periódico, pionero en la denuncia pública de este crímen contra la humanidad con más de 300.000 personas afectadas. El acto contará con la presencia de representantes de asociaciones por la memoria y de afectados (aún por confirmar).
Habla la autora
En abril de 2009, Diagonal publicó el primero de una serie de reportajes sobre el robo de bebés ocurrido en maternidades a partir de los años ‘60. Entonces fuimos el medio que dio voz a las víctimas, madres e hijos que habían sufrido el robo de bebés desde el franquismo hasta iniciada la democracia. Mostramos a través de la investigación cómo estos hechos no se habían producido de forma aislada en una clínica privada, sino que formaban parte de una misma actuación repetida en muchos puntos del Estado español.
Hoy, transcurridos ya tres años desde aquellas primeras investigaciones, el robo de niños ocupa las portadas de todos los medios de comunicación tanto del Estado español como del extranjero.
Como medio independiente, el periódico Diagonal denunció esta realidad y señaló quiénes eran los responsables de estos hechos: médicos, monjas, curas y otros actores que están detrás de estos crímenes. Cada testimonio publicado iba sumando argumentos a la historia y detalles de cómo se produjeron los hechos desde los años ‘50 hasta finales de los ‘80 e incluso los ‘90. Fuimos desentrañando cómo estaban compuestas las tramas que traficaron con bebés, las personas que encabezaban esas redes de compraventa, como la monja sor María Gómez Valbuena, y los médicos implicados, cuyos nombres se iban repitiendo en los relatos.
También explicamos cómo se empleaban los mismos argumentos y métodos en las primeras horas de vida de los bebés: se llevaban al niño nada más nacer, evitando el contacto con los padres; más tarde, los médicos anunciaban que el recién nacido necesitaba una incubadora y posteriormente afirmaban que había muerto y ya había sido enterrado o que era imposible ver su cuerpo. Si la familia insistía, se le enseñaba el cadáver de un bebé, siempre el mismo, que se mantenía en una cámara frigorífica preparado para este fin. Este hecho, el cuerpo muerto de un bebé en una cámara frigorífica y las desapariciones en la clínica San Ramón, fue revelado en la revista Interviú como un hecho aislado en los años ‘80. Pero fue en 2009 cuando sacamos a la luz que eso mismo ocurría en muchos hospitales públicos y clínicas privadas y que era una práctica generalizada en todo el Estado español.
En mayo de 2009 publicamos uno de los reportajes más reveladores:
“La madre biológica entraba por un lado y la adoptiva salía con un bebé por otro”. En ese artículo explicamos, por primera vez, cómo se llevaba a cabo la desaparición de bebés en los hospitales, cómo eran inscritos los niños robados como hijos de madres que en realidad no eran las biológicas. Este reportaje fue posible gracias a varios testimonios, pero sobre todo a las declaraciones de un médico que vivió impotente el robo de bebés en los años ‘70.
Ha sido clave el relato de familiares que llevan años recopilando documentos y pistas, que han hecho su propia pesquisa como si de una investigación policial se tratara y que han tenido que callar durante años sus sospechas. La voz de las primeras personas que interpusieron denuncias y las hicieron públicas, hermanos y niños robados, que hoy son representantes de asociaciones de familiares de bebés robados, ha sido también muy relevante para arrojar luz sobre estos hechos. Y sin duda, decisivo el camino recorrido por la primera asociación de bebés robados, la Asociación Nacional Derecho a Saber (ANDAS), en los ‘90, cuyas responsables fueron las pioneras de una lucha que hoy da sus frutos.
En esta investigación repasamos las distintas tramas y publicamos cómo, además, hubo casos en que los niños fueron enviados al extranjero, también previo pago. Se comerció con los recién nacidos y para ello no sólo se mintió a las madres diciéndoles que su bebé había muerto, sino que se falsificaron documentos para poder llevar a cabo estos raptos. Todos son testimonios importantes que al hacerse públicos han sacado a la luz voces dormidas de madres que siempre supieron que sus hijos no habían muerto. O los de personas que entonces intuyeron que aquello era un mercado de bebés, como la enfermera que entrevistamos en abril de 2011.
En este libro hemos hecho una recopilación de los principales reportajes de investigación publicados a los largo de los últimos cuatro años en Diagonal. Están ordenados cronológicamente, salvo los últimos capítulos, tal y como han aparecido publicados en nuestro periódico.
El conjunto de los mismos permite ver cómo ha evolucionado la información sobre el robo de bebés y el momento actual en el que nos encontramos, porque la historia del robo de niños se ha ido descubriendo y escribiendo a medida que se publicaban nuevos testimonios y se añadía más información. El móvil fue económico, pero también político.
Ya se puede hablar de dos fases en el robo de bebés. Una primera etapa, desde los ‘40 a los ‘60, fruto de la represión política del franquismo, documentada por historiadores e incluso por libros autobiográficos de mujeres que sufrieron o vieron cómo eran arrebatados los niños a madres presas por sus ideas políticas. Esos bebés eran entregados a padres afines al régimen franquista o a instituciones que los iban a educar en el nacional-catolicismo y contaban con el aval de las ideas de segregación del psiquiatra Antonio Vallejo-Najéra. Y una segunda etapa que está saliendo a la luz ahora, que abarca desde los ‘60 a los ‘90 y en la que el móvil fue económico, pero también político, porque médicos, monjas, curas, abogados, notarios, etc., actuaron sabiéndose impunes y desde sus cargos de responsabilidad. Muchos de los implicados están vinculados, además, con la primera etapa del robo de bebés y dan continuidad a la misma.
Según revelamos en 2009, aquellos crímenes de lesa humanidad continuaron. Nuestros reportajes, que al inicio podían dar la sensación de hacer referencia a hechos aislados, marginales, han demostrado que el robo de bebés siguió hasta entrados los años ‘90 y que los sufrieron cientos de madres. En la actualidad se habla de más de 300.000 afectados.
Hoy, por fin, los jueces han reconocido que estos hechos no sólo sucedieron, sino que son delito. Y una de las principales implicadas, cabecilla de una amplia trama, es la monja sor María Gómez Valbuena, como ya denunciamos en 2009. Si la religiosa es condenada, se podrán abrir cientos de casos de bebés robados cuyas familias señalan a la monja como la autora que preparó y ordenó su robo.
Nuestro trabajo y este libro pretenden arrojar luz sobre estos hechos, conseguir que las familias encuentren a esos hijos que les fueron arrebatados y, por supuesto, que se haga justicia frente a estos crímenes de lesa humanidad.
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