6

Abril

Jueves

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Mesa Redonda 'El futuro de la iglesia de la Magdalena'

La iglesia de la Magdalena podría abrir sus puertas a finales de este año al acabar la última fase de su rehabilitación y tras permanecer quince años cerrada al público. Las obras actuales de restauración de sus interiores cuentan con un plazo de ejecución de 12 meses que termina el próximo septiembre de 2017. Además, el próximo 8 de abril de este mismo año se cumplen tres décadas desde la inscripción de la iglesia de nuestro barrio a nombre de la Iglesia Católica en el Registro de la Propiedad por lo que termina también el plazo para recurrir la titularidad de la Magdalena. Ambas circunstancias han hecho que se reabriera el debate público en el barrio y en la ciudad por la propiedad del edificio y por sus posibles usos. A la ilusionante apertura de la Magdalena le acompaña un conflicto jurídico y social de profundas raíces.

Con el objetivo de colaborar en informar a nuestra población vecina sobre el futuro de esta joya histórica y artística de nuestro barrio y ayudar a formarnos una opinión propia sobre lo que está pasando en relación a la Magdalena, La Pantera Rossa organiza el jueves 6 de abril a las 19:30 horas una mesa redonda con el título "El futuro de la iglesia de La Magdalena".

Participarán la AV de La Madalena "Calle y Libertad", la AV Lanuza Casco Viejo, Cristina Martínez Sánchez en representación del Grupo Municipal Zaragoza en Común en la Junta Municipal Casco Histórico, la Parroquia de Santa María Magdalena, la asociación MHUEL - Movimiento Hacia Un Estado Laico, y APUDEPA – Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés.

¿De quién es la iglesia Santa María Magdalena?

El edificio fue inscrito en el Registro de la Propiedad de Zaragoza el 8 de abril de 1987 a favor de la parroquia de La Magdalena a través de un título de certificación de dominio expedido por el entonces arzobispo de Zaragoza monseñor Elías Yanes, por la vía de la inmatriculación y refrendado por un notario diocesano.

Se inscribió como “iglesia parroquial” once años antes de la reforma de la Ley Hipotecaria promovida por el Gobierno del Partido Popular de José María Aznar en 1998 que amplió a los templos el campo de los bienes inscribibles que hasta entonces estaban excluidos taxativamente.

La inmatriculación permite anotar la posesión de inmuebles en fichas registrales de nueva apertura. Aunque no otorga la propiedad, sí facilita la posibilidad de adquirirla mediante la usucapión, algo que en Aragón ocurre cuando alguien lleva 20 años poseyendo un bien de manera pacífica. Ese plazo se reduce a una década cuando están “presentes” el resto de los posibles dueños, que en este caso serían el municipio, la comunidad autónoma o el Estado.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos pone en duda su rigor jurídico al señalar en una sentencia que ese derecho de inmatriculación fue reconocido a la iglesia católica “por la legislación interna [española] sin justificación aparente”.

La iglesia de La Magdalena forma parte de un listado de 36 catedrales, 24 monasterios, 18 conventos, cinco capillas y más de 200 iglesias que el 3 de junio de 1931 pasaron a ser propiedad del Estado a través de un decreto del presidente del Gobierno conservador de Niceto Alcalá Zamora, y el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo, al ser declarados “monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional”.

La medida, que incluía 73 castillos, 21 palacios y 62 ruinas y restos prehistóricos, materializaba la ejecución de otro decreto emitido en 1926, durante la dictadura de Primo de Rivera, que ordenaba “la intervención directa y eficaz del Estado” para que esos edificios monumentales fueran “adscritos al suelo de la Nación”, lo que suponía que pasaban a ser de propiedad pública por aplicación del Código Civil –lo que se levanta sobre el suelo va con el suelo-, y a quedar “bajo la tutela y protección del Estado”.

Esas normas, cuyo objetivo principal era evitar el expolio del que venía siendo objeto el patrimonio cultural español – llegaban a exportarse castillos y templos enteros-, declaraban “edificios pertenecientes a entidades públicas” todos aquellos “a cuya conservación contribuye el Estado, la Provincia o Municipio, por consignaciones en sus presupuestos respectivos o por haber realizado o realizar en ellos obras de reparación, consolidación y restauración”. No obstante, reservaba la “preferencia para la guarda y custodia” a “las entidades o personas que representen en la actualidad a aquellas otras que los construyeron o quienes lo sean más similares y afines”.

En diciembre de 2001 la UNESCO declaró el mudéjar de Aragón como bien singular, universal e irreemplazable para la Humanidad.

Una joya mudéjar en pleno barrio

Se llama mudéjares a las personas "moras o sarracenas" que fueron autorizadas a quedarse en las ciudades y reinos cristianos tras la reconquista de Alandalús, conservando la lengua árabe, la religión musulmana y un régimen jurídico propio, a cambio de pagar impuestos; además se llama mudéjar a aquellas manifestaciones  artísticas de la España cristiana en las que ha per vivido el sistema de trabajo y las características formales del arte islámico. La iglesia de Santa María Magdalena es uno de los cuatro templos mudéjares de la ciudad que todavía guardan buena parte de su primitiva fisonomía. Según José María Lacarra, la iglesia aparece ya mencionada en 1126, pocos años después de la conquista de Zaragoza por el rey Alfonso I el Batallador, y en 1145 según Ignacio de Asso. Unos años después hay, según Ángel Canellas en su “Historia de Zaragoza”, otra referencia en 1197 sobre el testamento de un clérigo de esta iglesia en el que ofrece piedras para construir un portal cercano a su torre campanario, reseña interesante ya que habla de la existencia de una torre anterior a la construcción mudéjar del siglo XIV.

Es de suponer que como en tantos otros casos, y en la cercana Catedral de La Seo tenemos el ejemplo más relevante, tras la ocupación cristiana de la ciudad se consagrase al culto católico la mezquita que en este lugar se levantaba aprovechando para las funciones de campanar su alminar, que con toda probabilidad se corresponda con, al menos, los dos primeros cuerpos de la actual torre.

Como suele ser habitual, no disponemos de datos documentales que permitan establecer una cronología para el templo mudéjar que vendría a sustituir a la mezquita. Por la similitud de su fábrica con la de San Miguel de los Navarros, y en menor medida con la de San Gil, se puede establecer, siguiendo a Gonzalo Borrás, la primera mitad del siglo XIV como la de su construcción.

Al igual que aquéllas la iglesia de la Magdalena también se vio afectada por amplias reformas barrocas, en este caso realizadas por Juan Yarza y Romero y su hijo José Yarza y Garín entre 1727 y 1730, entre ellas el cambio de orientación litúrgica, pasando el ábside de la cabecera a funciones de testero y abriéndose en su paño central una portada en alabastro negro.

Siguiendo los cánones mudéjares de la época, el ábside de siete paños carece de contrafuertes en las esquinas y se decora con motivos en ladrillo resaltado. En la parte baja se disponen paños de arcos mixtilíneos entrecruzados entre sendas bandas de esquinillas simples. En la parte superior, también ribeteados horizontalmente por bandas de esquinillas, va un paño de rombos con un pequeño motivo central. sobre una labor de nudos formada por una doble cinta que se anuda en dos círculos, Este motivo se remonta, según Gonzalo Borrás a la época de los Banu Hud zaragozanos. Sobre la banda de esquinillas superior corre el alero que sustenta una faja de ménsulas en voladizo.

Entre ambos paños abre en cada lado del ábside una ventana en arco apuntado y doble derrame que alterna al exterior arquivoltas aboceladas y de arista viva.

La iglesia sigue en planta la tipología mudéjar de nave única de tres tramos abovedados con crucería sencilla y capillas poco profundas entre los contrafuertes, que en origen cerrarían con cañón apuntado transversal a la nave. Aunque en la reforma barroca se respetaron las bóvedas de la nave, no sucedió lo mismo con las de las capillas que se sustituyeron por medio cañón con lunetos. Al igual que en la iglesia de San Gil, sobre las capillas laterales van tribunas al estilo de las iglesias fortaleza, de las que, según Gonzalo Borrás, las del lado sur, recayente a la calle Mayor, son todavía practicables. En la esquina noreste es visible una de las torres contrafuerte.

La iglesia de la Magdalena se encuentra actualmente en fase de restauración y cerrada al culto y a las visitas. Terminadas sus dos primeras fases (2002-2003 y 2007-2009) quedan por terminar durante 2017 las obras en el interior.

Fuentes:
http://www.aragon.es/estaticos/ImportFiles/26/docs/Areas/Aragoneses

%20exterior/Revista/2/CASAS_ARAGON_2_ARQUIT_MUDEJAR_ARAGON.pdf
http://www.aragonmudejar.com/zaragoza/magdalena/magdalena1.html

 

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