Tinta libre 90
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La era de la distopía, en 'tintaLibre' abril
No hace falta imaginar platillos volantes ni androides, el futuro ya está aquí.
Lo que en el siglo pasado era una indagación del futuro a cargo de mentes brillantes como las de Orwell o Asimov, con un pie en la ciencia y otro en la ficción, se ha convertido hoy en día en un retrato del presente que no deja lugar a dudas.
La revolución digital nos ha cambiado para siempre y lleva camino de convertirse en la transformación social más profunda realizada en el menor tiempo posible en toda la historia de la humanidad. Apenas han pasado dos décadas desde el pleno uso de internet, de los teléfonos inteligentes, de la llegada de Amazon, Twitter y Facebook. Sin embargo, pese al profundo cambio de hábitos e instituciones, de relaciones y de comportamientos, de mercados y valores, el horizonte digital plantea interrogantes más próximos a una inquietante distopía que a ese probable mundo feliz en el que los robots nos van a liberar de las tareas pesadas.
El número 90 de tintaLibre presenta este mes de abril una exploración de esos mundos en conflicto que avisan de que hay mucho en juego en esta metamorfosis y señales indudables de las fake news, al robo de datos y la irresponsabilidad de Silicon Valley en su manejo de que no va ser todo bueno. La propia secretaria de Digitalización e Inteligencia Artificial del Gobierno, Carme Artigas, propondrá a la Unión Europea una Carta de Derechos Digitales y avisa de que el desarrollo digital se ha producido de espaldas a los ciudadanos. Somos mercancía, dato, número, algoritmo, y nos han regalado un navegador a cambio.
Analistas como el escritor Jorge Carrión, que relaciona el dominio de Amazon con un sueño borgiano; la joven ingeniera de computación Nerea Luis, que habla del buen uso de los algoritmos; el psicoanalista José Ramón Ubieto, que desvela la preocupante desaparición del cuerpo en las conversaciones de la era zoom avanzan en nuestras páginas algo que parece ya dado por descontado: el futuro puede ser un lugar poco recomendable pese a los ensayos de un balbuciente humanismo digital por asegurar la supervivencia de esta especie hija del humanismo ilustrado.
Ese Gran Algoritmo, al que se refiere también Javier Valenzuela, conoce ya todo de nosotros: qué comemos, a quién votamos, qué leemos, a quién odiamos, qué drogas tomamos Hemos dejado buena parte de nuestra intimidad en manos de un Gran Hermano que no tiene reparo alguno en vender nuestra alma al mejor postor. El mundo del Big Data está poblado de mercaderes sin escrúpulos. No es futuro, repetimos, lo estamos viviendo en directo sin necesidad de ponernos una cámara de realidad virtual.
No hace falta imaginar platillos volantes ni androides, el futuro ya está aquí.
Lo que en el siglo pasado era una indagación del futuro a cargo de mentes brillantes como las de Orwell o Asimov, con un pie en la ciencia y otro en la ficción, se ha convertido hoy en día en un retrato del presente que no deja lugar a dudas.
La revolución digital nos ha cambiado para siempre y lleva camino de convertirse en la transformación social más profunda realizada en el menor tiempo posible en toda la historia de la humanidad. Apenas han pasado dos décadas desde el pleno uso de internet, de los teléfonos inteligentes, de la llegada de Amazon, Twitter y Facebook. Sin embargo, pese al profundo cambio de hábitos e instituciones, de relaciones y de comportamientos, de mercados y valores, el horizonte digital plantea interrogantes más próximos a una inquietante distopía que a ese probable mundo feliz en el que los robots nos van a liberar de las tareas pesadas.
El número 90 de tintaLibre presenta este mes de abril una exploración de esos mundos en conflicto que avisan de que hay mucho en juego en esta metamorfosis y señales indudables de las fake news, al robo de datos y la irresponsabilidad de Silicon Valley en su manejo de que no va ser todo bueno. La propia secretaria de Digitalización e Inteligencia Artificial del Gobierno, Carme Artigas, propondrá a la Unión Europea una Carta de Derechos Digitales y avisa de que el desarrollo digital se ha producido de espaldas a los ciudadanos. Somos mercancía, dato, número, algoritmo, y nos han regalado un navegador a cambio.
Analistas como el escritor Jorge Carrión, que relaciona el dominio de Amazon con un sueño borgiano; la joven ingeniera de computación Nerea Luis, que habla del buen uso de los algoritmos; el psicoanalista José Ramón Ubieto, que desvela la preocupante desaparición del cuerpo en las conversaciones de la era zoom avanzan en nuestras páginas algo que parece ya dado por descontado: el futuro puede ser un lugar poco recomendable pese a los ensayos de un balbuciente humanismo digital por asegurar la supervivencia de esta especie hija del humanismo ilustrado.
Ese Gran Algoritmo, al que se refiere también Javier Valenzuela, conoce ya todo de nosotros: qué comemos, a quién votamos, qué leemos, a quién odiamos, qué drogas tomamos Hemos dejado buena parte de nuestra intimidad en manos de un Gran Hermano que no tiene reparo alguno en vender nuestra alma al mejor postor. El mundo del Big Data está poblado de mercaderes sin escrúpulos. No es futuro, repetimos, lo estamos viviendo en directo sin necesidad de ponernos una cámara de realidad virtual.
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EAN :9789200373824
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Año 1ª edición :2021
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Editorial :
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