Poesía de la existencia humana, vivencial, intelectual y reflexiva. Poesía directa y a la vez sencilla; escrita para ser entendida y convivida.

Poesía de música. Palabra con ritmo y musicalidad; también para ser cantada.

En palabras de Javier Losilla:

?Gabriel Sopeña, cantor-poeta, poeta-cantor (es tiempo de cópulas y no de disyunciones) conoce bien esa certeza. Y quien haya escuchado sus canciones puede dar testimonio de tal conocimiento. Ahora, ese chamán del verbo nos propone, sin música (aunque bien pudiera llevarla) un poemario: La noche del becerro. Una excitante ceremonia en la que mitos, ciudades, amores, memorias, impulsos y actitudes se mezclan en delicada perversidad para atravesar las dudas del tiempo presente?.