Nicaragua se merece todo porque es de los pocos lugares del mundo que se atrevió a soñar y a construir la revolución de manera colectiva y masiva.

El martes 17 de julio a las 19 horas La Pantera Rossa organiza el Café-Tertulia “Nicaragua, ¿es posible el diálogo?” para conversar sobre la gravísima situación que vive el país centroamericano que un día fue ejemplo de esperanza y construcción colectiva.

La Pantera Rossa, de la mano de activistas sociales nicaragüenses y de Zaragoza, propone un encuentro-coloquio donde poder profundizar juntas en un clima de respeto y afinidad sobre el conflicto actual de Nicaragua. El objetivo es compartir, de forma participativa, experiencias e impresiones personales y de los movimientos sociales críticos, así como alternativas constructivas a la situación de violencia y crisis de derechos humanos que vive la población nicaragüense.

Una espacio social para el entendimiento y la comunicación transformadora en el que analizar las causas del conflicto, las relaciones de poder, los intereses enfrentados y posibles salidas pacíficas y democráticas del conflicto. Introduciremos la actividad con el testimonio de personas de María Terol Gascón y Sofía Alcrudo (Educadoras) que acaban de regresar de Nicaragua y de Félix Román Pérez Ramírez (Trabajador Social nicaraguense) que participan en tareas de desarrollo y transformación comunitaria.

Se acompañará la tertulia con una taza de buen café nicaragüense y de comercio justo.

¿Qué está pasando?

Nicaragua está a punto de completar tres meses de protestas contra el gobierno de Daniel Ortega Daniel Ortega, tras 11 años como presidente.

La crisis en el país comenzó el pasado 18 de abril y ha dejado numerosas muertes: 212 hasta el pasado 19 de junio, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 309 en las últimas estimaciones de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH). Y la situación no parece que vaya a resolverse.

Tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos responsabilizan al gobierno de graves violaciones de derechos humanos. A su vez el presidente Ortega responsabiliza de la muerte de manifestantes a un grupo de golpistas que supuestamente pagan a pandilleros "para la maldad" y acusa a las protestas cívicas de ser "centros de tortura, de terrorismo”. Las autoridades sandinistas consideran que, más allá de una "protesta cívica", lo que vive Nicaragua es un plan de la derecha para azuzar delincuentes y obtener rédito político mediante la inestabilidad.

Por su parte el Movimiento Feminista de Nicaragua, parte relevante de las protestas, llama a la comunidad internacional y a la solidaridad con el pueblo nicaragüense, responsabilizando al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo de graves violaciones de derechos usando la represión violenta como respuesta a manifestaciones pacíficas de la ciudadanía que ejercía el derecho legítimo de protesta y defensa de sus derechos.

“¡Esta revuelta ya no es por el INSS (reforma de la Seguridad Social)! Es por la libertad, la necesidad de establecer el diálogo y la cohesión social basada en el respeto a todas las diversidades y la justicia económica. Es por construir un Estado honesto, justo, que rinda cuentas, con funcionarios y funcionarias capaces y también apegados a derecho que no de intereses de un partido. Es por la oportunidad de cerrar los históricos ciclos de violencia que hemos heredado desde la colonización europea hasta las dictaduras sanguinarias del somocismo, o los gobiernos neoliberales de los años 90´s. Es porque nos merecemos vivir en convivencia todas y todos, es por terminar de integrar a la Nación a los pueblos originarios Miskitus, Mayagnas, Ramakis, Monimbó; y también a los pueblos Negros. Esta es una lucha para que construyamos una sociedad en la que ser mujer no sea un peligro”. (Comentario en El Salto).